martes, 22 de noviembre de 2011

Se fue. Sólo me dejó una palabra, un beso en el aire.

Pongamos que esto es un coche que tiene que subir una cuesta. Meter la marcha atrás no ayuda mucho a subir como supongo que sabrás. Tampoco ayuda ir a trompicones porque ¿sabes qué?, que si lo haces de ese modo, avanzas uno y retrocedes dos. Después de saber estas dos cosas, lo más sensato es ir a poquitos y no muy rápido (aunque quizás ya sea demasiado tarde).


También quería contarte que soy de esas que pide un deseo a la cosa más insignificante. Pero no un deseo al mes o quizá al año, que va, pido deseos a lo que menos te esperes: empezando por nudos en 8, pasando por estrellas fugaces (eso es más normal) y por último, pido siempre que puedo un deseo a las 00:00. Y te preguntarás ¿para qué? pues para nada, porque parece ser que cuanto más empeño pongo en un deseo, menos se cumple.


¿Cómo se agota sin más el sentimiento?

No hay comentarios:

Publicar un comentario