sábado, 3 de marzo de 2012

Bi, ar, ou, quei, i, en.

Perdona si pregunto por cómo te encuentras, pero me han comentado que te han visto sola llorando por las calles en altas horas como las locas, locas, locas. Comentan que tu niño a ti te ha dejado, que no existe consuelo para tanto llanto, que sólo una amiga está a tu lado. No llores más mi niña, niña , niña.

Como si con una cucharilla me hubiesen vaciado por dentro, pero no lo hicieron paulatinamente. En apenas una semana ya estaba vacía del todo. No sabía dónde meterme, no sabía con quién se podía y con quién no. Y así de la noche a la mañana, o como tú dices: al subir al autobús, estaba sola, vacía y en proceso de deshidratación vía lágrimas a todas horas. Y llegó el rencor y el odio, que fingieron ser mis amigos por un tiempo hasta que tuve que dejarles. Y llegó el amor de nuevo... Ese que yo no quería, ese del que huía constantemente. Y me rendí, me senté y dejé que las cosas fluyeran. Dejé de obsesionarme tanto con ser feliz y me relajé. "Y desde entonces ya no hay días grises".

El hecho de vivir deja secuelas.

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