Así una hora entera. Si es poco raro que yo piense en ti pues imagínate si me dan toda una hora para concentrarme en mi respiración y repasar todos y cada uno de los momentos desde el día 30 de Junio hasta hoy. Y ahí estaba yo tumbada en el suelo con las manos en la tripa, concentrada en mi respiración y pensándote. Y pensaba en aquella noche de verano y en todas las tardes que parecían en vano hasta aquel miércoles. Es cierto eso de que esperar vale la pena y esa que nos gusta tanto de "con el tiempo todo llegará".
Son en punto. Quince minutos y tu sonrisa no será solamente una imagen en mi cabeza, será real y la tendré a unos pocos centímetros de mi boca.
Uno de los pocos miércoles que ha roto esa mala costumbre que teníamos...
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